The Master

The Master

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Presentado por
  • Titulo original: The Master
  • Dirección: Paul Thomas Anderson
  • Género: Drama
  • Protagonistas: Joaquin Phoenix - Philip Seymour Hoffman
  • País: Estados Unidos Año: 2012
  • Duracion: 2h24'
  • Elenco: Amy Adams
  • Sitio oficial IMBD
  • Disponible en: DVD
  • Tipo: Película
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Ficha

Resumen

La nueva película de Paul Thomas Anderson (Magnolia, Petróleo sangriento) es un drama ambientado en Estados Unidos hacia 1952. Freddie (Joaquin Phoenix) es un joven vagabundo que todavía sufre las consecuencias traumáticas de su participación en la Segunda Guerra Mundial. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman) es un intelectual carismático al frente de una organización religiosa que empieza a ganar adeptos. Freddie se convertirá en la mano derecha de este líder religioso, pero pronto surgirán los conflictos…

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Trailer

Comentario de Cartelera.com.uy

En pocas palabras...: Nadie filma estos días como lo hace P.T. Anderson; nadie logra crear secuencias tan contundentes, perturbadoras y fascinantes. Claro que la película es tan seductora e inteligente como impulsiva y errática. Y, sobre todo, brillantemente actuada.

El secreto del éxito

El director Paul Thomas Anderson (Studio City, California, 1970) no niega que en la génesis de The Master, su sexta película, estuviese la controvertida figura de L. Ron Hubbard (1911-1986), fundador de la cienciología. Las similitudes entre éste y el personaje de Lancaster Dodd, que interpreta Philip Seymour Hoffman, son varias y evidentes.

Pero más que incursionar en la intimidad del iniciador de un culto, religión o secta (según las preferencias) que tiene seguidores tan famosos como Tom Cruise o John Travolta, a Anderson lo que le interesaba era explorar la sociedad estadounidense de posguerra, ese estado de excitación, desconcierto y vacío que acompañó a toda una generación al volver del frente de batalla, en los comienzos de la segunda mitad del siglo XX. El director - que ya había explorado los inicios del capitalismo norteamericano y la ambición desmedida del self-made man en la monumental Petróleo sangriento (2007) - aborda aquí la fascinación de las masas por parte de la fe y las creencias religiosas, algo que ya estaba presente en aquella película como ese otro pilar sobre el que se fundó la modernidad en Estados Unidos (junto con el poder del dinero, por supuesto).

De hecho, ya en Magnolia (1999), ese intenso fresco social y humano ambientado en el Valle de San Fernando, había un personaje que era algo así como un encantador de serpientes, un gurú que prometía la felicidad a través de la dominación del sexo opuesto ("respect the cock!"). En su interior, claro está, Frank T.J. Mackey (Cruise) era un perdedor, un ser traumado por el abandono del padre que ocultaba ese vacío con una puesta en escena seductora y machista. Todos los personajes de Anderson son imperfectos; todos usan una máscara para esconder, detrás, diversas carencias. En ese sentido, el Daniel Plainview de Petróleo sangriento implicaba un punto de inflexión, un hombre que era la ambición personificada pero que también era un padre afectuoso aún contra su propia naturaleza.

En aquella película la rivalidad de Plainview (Daniel Day-Lewis) con un joven predicador (Paul Dano) llegaba hasta un extremo trágico; en The Master los roles se invierten: aquí la ambición y el poder están del lado del predicador, del encantador de serpientes, del gurú que promete la felicidad eterna y el bienestar individual y colectivo. Lo mismo que prometían la publicidad, las vidrieras de las grandes tiendas y las tapas de la revista Life a aquella generación perdida, que posaba para la foto con una sonrisa desmedida. La contracara de Dodd es, precisamente, ese ex combatiente errante, perturbador y perturbado que encarna con fiereza Joaquin Phoenix, afortunadamente recuperado por Anderson tras haber anunciado su retiro de la actuación (al parecer director y actor volverían a colaborar juntos en un próximo proyecto). Hay poco de qué agarrarse para entender o empatizar con un personaje como Freddie Quell; es por eso quizás que su socialización, su dominio y redención se convierten en un proyecto personal para Dodd, para quien la "cura" de las personas constituye la base de su negocio. Pero no será una empresa fácil.

Lo que sigue, entonces, es un intenso, fascinante y por momentos delirante duelo actoral entre dos monstruos; ese es el alma de esta película. Un duelo, también, entre dos formas de vida, dos maneras de ubicarse en aquellos tiempos modernos: arriba de la tarima o abajo de la tarima, seductor o seducido, dominador o dominado. Cada tanto hace su aparición esa suerte de Lady Macbeth que encarna Amy Adams, la señora Dodd, quien controla algunos hilos desde las sombras y parece ejercer una mayor serenidad que su marido. Pero el duelo sigue siendo entre Phoenix y Hoffman, un duelo bien servido en un paquete cinematográfico sin parangón.

Nadie filma estos días como lo hace P.T. Anderson; nadie logra crear secuencias tan contundentes, perturbadoras y fascinantes como la de la sesión de fotos que termina en violencia, el primer interrogatorio a bordo del barco o la intensa y prolongada sesión de... ¿hipnosis? (de la pared a la ventana, y viceversa). Su película es tan errática, impulsiva y violenta como Quell, y tan seductora, controvertida e inteligente como Dodd. No sigue una clara estructura narrativa, como todas sus películas anteriores (incluyendo la más delirante de todas, Punch-drunk love), sino que las imágenes y los tiempos narrativos se suceden sin la necesaria causa-efecto de un guión tradicional. El equivalente cinematográfico de caer a un grupo de autoayuda con una severa resaca.

Cualquier otra cosa sería una trampa (o una concesión fácil al espectador) que nada tendría que ver con la naturaleza de los personajes ni con la locura disfrazada de autocontrol que implica, casi siempre, hacerse un lugar en una sociedad cuya máxima ambición es la perfección y el éxito individual, a cualquier precio.


Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy

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