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Resumen

En la mitología Maorí la ballena está considerada un espíritu guardián que cuida a la gente desde el mar. En ese contexto transcurre esta historia contemporánea de amor y rechazo, en la que una chica lucha por cumplir su destino. En una aldea costera de Nueva Zelanda, los maoríes consideran su líder a Paikea, el que cabalga las ballenas. En cada generación un hombre hereda ese honor.
El hijo mayor del jefe de la tribu es padre de mellizos, pero luego del parto mueren su esposa y el hijo varón. Mientras Pai, la niña sobreviviente, es criada por sus abuelos, su padre (Cliff Curtis), que ha triunfado como artista en Europa, donde formó una nueva familia y casi no visita la aldea, no quiere ser el heredero. Pai (Keisha Castle-Hughes, nominada al Oscar), que ya tiene 12 años, aprende secretamente con un tío las costumbres tribales, aunque su abuelo entrena a todos los varones de esa edad con la esperanza de encontrar al sucesor del que cabalga las ballenas...

Comentario de Cartelera.com.uy

El cine, como ventana al mundo, todavía tiene mucho con qué sorprendernos. Una muestra de ello es Jinete de Ballenas, una joyita perdida que llega desde Nueva Zelanda y, a juzgar por las cinco o seis personas que había en la sala, pasará sin pena ni gloria. Es una lástima. De poco sirvió la nominación al Oscar de su jovencísima protagonista, toda una revelación; el público uruguayo rara vez se inclina por películas infrecuentes.

Uno de sus méritos es revelarnos aspectos seguramente desconocidos de la cultura maorí, ese pueblo polinesio de Nueva Zelanda que en 1990 constituía la décima parte de la población del país (300.000 personas). Un pueblo muy aferrado a sus tradiciones y a sus leyendas, pero en constante amenaza de dilución debido a la inevitable integración con los neocelandeses de origen europeo y sus costumbres. Algo sobre los maoríes ya se pudo ver, en cine, en la estupenda película de Lee Tamahori El Amor y la Furia (Once were warriors, 1994), y asomaron pintorescamente en La Lección de Piano, de Jane Campion (1993). Pero quizá nunca como aquí el espectador pudo asomarse a algunas de sus costumbres, sus rituales, y el orgullo que muchos de ellos sienten por su pertenencia a ese pueblo.

Pero Jinete de Ballenas (escrita por Niki Caro a partir de una novela de Witi Ihimaera) no se queda en la mera descripción antropológica; es ante todo una fascinante historia, chiquita y conmovedora, sobre el coraje, la auto confianza, los vínculos familiares, y las tradiciones enfrentadas al avance de la vida en sociedad. No hay vuelta de hoja: las cosas no pueden permanecer incambiadas durante siglos, el ser humano necesita adaptarse a los cambios y aceptarlos no como caprichos sino como evolución natural. Y de eso también habla esta historia, sin mensajes explícitos sino mediante la contundencia de las imágenes (poderosas) y las acciones de sus personajes (humanos y encantadores). Es, al mismo tiempo, una película que hará las delicias de las feministas.

Obvio, el resultado no sería el mismo sin la convicción y la entrega con que Keisha Castle-Hughes asume su protagonismo a pesar de su corta edad; hay que verla para creerlo. Pero casi todo el elenco luce comprometido con lo que hace, especialmente quienes encarnan a los abuelos y Cliff Curtis, que hace de su padre, a quien hemos visto en papeles secundarios en producciones hollywoodenses (Día de Entrenamiento, por ejemplo).

Niki Caro cuenta, además, con un equipo de realización estupendo, y con la formidable composición musical de Lisa Gerrard que aporta emoción y fuerza desde la banda sonora.

Por Enrique Buchichio para Cartelera.com.uy